Fascitis Plantar
La fascitis plantar es una afección común que causa dolor en la parte inferior del talón. Este dolor se debe a la inflamación de la fascia plantar, un ligamento grueso que conecta el hueso del talón con los dedos del pie.
Este ligamento actúa como un amortiguador y soporta el arco del pie, ayudándote a caminar. Sin embargo, demasiada presión en los pies puede dañar o desgarrar los ligamentos, lo que resulta en inflamación y dolor.
Los síntomas típicos de la fascitis plantar incluyen dolor en el talón, especialmente por la mañana cuando das tus primeros pasos, o después de estar de pie o sentado durante mucho tiempo. El dolor también puede empeorar al subir escaleras o al ponerse de pie después de un período de descanso.
El tratamiento para la fascitis plantar puede incluir cambios en los niveles de actividad, un programa de ejercicios terapéuticos, fisioterapia, y en algunos casos, cirugía. Si el dolor persiste o se vuelve más difícil mover la rodilla, se recomienda consultar a un médico.
Imagen: Chris Napier, Science of running. Penguin Random House. 2020
Síndrome de la banda iliotibial
El síndrome de la banda iliotibial es una afección que se produce cuando la banda iliotibial, un tendón grueso que recorre la parte exterior de la pierna desde la cadera hasta justo debajo de la rodilla se tensa y causa dolor o molestias.
Este síndrome ocurre cuando la banda iliotibial se frota contra los huesos de la rodilla o la cadera durante movimientos repetitivos, como correr o ponerse en cuclillas. Este roce provoca una fricción que irrita el tejido circundante, resultando en dolor e hinchazón a lo largo de la parte externa de la rodilla.
El síndrome de la banda iliotibial es común en atletas de resistencia como corredores de larga distancia y ciclistas, especialmente cuando aumentan la intensidad de su entrenamiento. Los síntomas incluyen dolor en el lado externo de la rodilla, que puede empeorar con actividades repetitivas y mejorar con el descanso.
El tratamiento puede incluir cambios en los niveles de actividad, un programa de ejercicios terapéuticos, fisioterapia, y en algunos casos, cirugía. Si el dolor persiste o se vuelve más difícil mover la rodilla, se recomienda consultar a un médico.
Imagen: Chris Napier, Science of running. Penguin Random House. 2020
Síndrome de glúteo profundo
El síndrome de glúteo profundo, también conocido como síndrome del piramidal o Deep Gluteal Space, es una condición médica que se caracteriza por dolor y/o disestesias (una sensación de ardor, hormigueo o entumecimiento) en el área de los glúteos, la cadera o la parte posterior del muslo.
Este síndrome es causado por un atrapamiento no discogénico (que no se da por el disco intervertebral) del nervio ciático en el espacio subglúteo. El músculo piriforme, que va desde el sacro hasta la articulación de la cadera, puede comprimir el nervio ciático y causar dolor en el glúteo y la parte posterior de la pierna.
Los síntomas más frecuentes del síndrome glúteo profundo son dolor en la cadera o las nalgas y sensibilidad en la región glútea y retrotrocantérea. El dolor suele describirse como de tipo ciático, a menudo unilateral, y se exacerba con la rotación de la cadera en flexión y la extensión de la rodilla.
El tratamiento para el síndrome de glúteo profundo generalmente implica una combinación de fisioterapia, medicamentos y en casos concretos, cirugía. Si el dolor persiste o se vuelve más difícil mover la rodilla, se recomienda consultar a un médico.
Imagen: Chris Napier, Science of running. Penguin Random House. 2020
Tendinopatía del glúteo
La tendinopatía del glúteo es una afección que causa dolor en la parte exterior de la cadera y el muslo debido a una lesión o degeneración del tendón del glúteo medio o el glúteo mínimo. Estos tendones se insertan en el trocánter mayor del fémur.
Esta afección puede ocurrir en personas de todas las edades y niveles de actividad, pero es más común en mujeres mayores y atletas de alto impacto. Los síntomas incluyen dolor en la cadera o las nalgas y sensibilidad en la región glútea y retrotrocantérea. El dolor en la tendinopatía del glúteo medio se irradia frecuentemente por la parte lateral del muslo y la rodilla, y aumenta al subir y bajar escaleras y al permanecer tumbado un periodo prolongado sobre el lado afecto.
El tratamiento inicial suele cursar con reposo activo, modificación de la actividad, reducción de peso, estiramiento, fisioterapia y medicación antiinflamatoria. Es importante tener en cuenta los apoyos que realiza el pie, por lo que siempre se recomienda realizar un estudio de la pisada por si un factor biomecánico estuviera también contribuyendo en la lesión.
Imagen: Chris Napier, Science of running. Penguin Random House. 2020
Fractura por estrés
La fractura por estrés es una lesión que se produce cuando se forman pequeñas grietas en un hueso debido a la tensión repetitiva o intensa12. Este tipo de fractura puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en las extremidades inferiores, especialmente en los huesos de las piernas y los pies.
Estas fracturas son comunes en deportistas y personas que realizan una actividad física continua, como correr largas distancias o saltar de manera constante. El cuerpo se adapta al cambio de ejercicio o práctica deportiva a través de un proceso denominado remodelación, que consiste en el equilibrio entre la destrucción de tejido óseo y la formación de nuevo tejido. Cuando la remodelación se produce de forma inadecuada, produciéndose mayor destrucción, es más probable que se desarrolle una fractura por estrés.
Los síntomas de una fractura por estrés pueden incluir dolor agudo o crónico en el área afectada, hinchazón, y en algunos casos, una fractura visible en una radiografía.
El tratamiento para las fracturas por estrés generalmente implica reposo, cambios en la actividad física, y en algunos casos, fisioterapia o cirugía. Si el dolor persiste o se vuelve más difícil mover la rodilla, se recomienda consultar a un médico.
Imagen: Chris Napier, Science of running. Penguin Random House. 2020
Una estrategia de prevención de lesiones muy importante, tanto para los corredores recreativos como para los de alto rendimiento, es la realización de una *evaluación pre-participativa anual*. Esta evaluación puede incluir un examen físico completo y pruebas rutinarias, como un electrocardiograma.
La evaluación pre-participativa tiene como objetivo identificar cualquier condición que pueda poner en riesgo la salud del corredor durante la actividad física. También puede ayudar a detectar cualquier problema de salud no diagnosticado que pueda afectar el rendimiento del corredor.
Por lo tanto, es altamente recomendable que todos los corredores, independientemente de su nivel de habilidad o intensidad de entrenamiento, se sometan a una evaluación pre-participativa anualmente. Esto puede ayudar a prevenir lesiones y garantizar que están físicamente preparados para el nivel de actividad que planean realizar.
Kevin Lee Fernández Brackman
Médico del Deporte
Universidad El Bosque
Contacto:
WhatsApp: 3053181438
Correo: kevferbrack@gmail.com
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