Hormonas de la felicidad, las endorfinas, dopamina y serotonina, esa sensación de bienestar después del entrenamiento.

Puede ser el sentimiento de pura satisfacción después de completar una rutina o la alegre anticipación a la siguiente; incluso la confianza creciente en tus propias capacidades. De esto son responsables algunos procesos bioquímicos y la liberación de las llamadas hormonas de la felicidad. Las más conocidas son la endorfina, la dopamina y la serotonina.

¡Rendimientos deportivos máximos con dopamina!

Solo hacen falta veinte minutos de running suave para incrementar de forma considerable el nivel de dopamina. Sin embargo, con los deportes de alta intensidad el cerebro empieza a liberar dopamina pasados pocos minutos. Esta liberación te hace estar más alerta, más centrado y mejora la concentración. Y para rematar, hace que entrenar sea aún más divertido.

Al estar deseando volver a sentir esa felicidad cuanto antes, casi no puedes ni esperar a que llegue la siguiente sesión de entrenamiento. Cuanto más entrenes, más dopamina se liberará. Esta hormona es la razón principal por la que te sientes bien haciendo ejercicio, por la que eres capaz de terminar una rutina aunque tu cuerpo y mente quieran abandonar y la que te permite aumentar el rendimiento y batir tus PB.

Después de entrenar, el nivel de dopamina desciende, mientras que el de serotonina aumenta. La serotonina es la antagonista hormonal de la dopamina y tiene varias funciones: entre otras, está involucrada en la regulación del ciclo del sueño y la temperatura corporal, controla el apetito y disminuye la sensación de dolor. Se la conoce como una de las hormonas de la felicidad porque cuando se libera lleva a una sensación de satisfacción interior. ¡Así que una sesión intensa de entrenamiento puede traducirse de forma fácil en felicidad!

¡A largo plazo más feliz!

El efecto de estas hormonas no se limita únicamente al momento inmediato del entrenamiento. En el trascurso del esfuerzo físico real, el cerebro solo libera dopamina y serotonina en ciertas zonas. Pero si haces ejercicio con regularidad, la concentración de hormonas crece de modo continuo en la mayoría de áreas del cerebro. Y los efectos secundarios tan placenteros que conlleva son un mayor poder de concentración y un aumento de la alegría y la satisfacción.

Además, las sesiones de ejercicios cortas e intensas también ayudan a reducir el nivel de la hormona del estrés, el cortisol, incluso a largo plazo. Así aumenta tu resistencia al estrés, tanto si su origen es físico o mental. No obstante debes tener cuidado. Hacer demasiado ejercicio puede tener el efecto contrario y aumentar el nivel de cortisol. El cuerpo considera que el sobreentrenamiento es un tipo de estrés negativo. Por lo tanto escúchalo.

Con cada pequeño logro después de una rutina la confianza en ti mismo aumenta poco a poco y esto, a su vez, te empuja a rendir más y mejor. Así que no solo estarás más en forma y más atlético, también más optimista, seguro de ti mismo, satisfecho, fuerte ¡y feliz!

Por cierto

Cuando se llega a la combinación perfecta de dopamina, endorfinas, presión sanguínea y respiración, puedes alcanzar lo que se conoce como «flow». Se trata de una sensación de poder infinito, con la que solo sientes felicidad. Entre los corredores, a este estado también se le conoce como el «subidón del corredor», haciendo referencia a su efecto extático.

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Créditos: Freeletics.